Veedores: Los que actuaron de veedores en estos dos encuentros vespertinos fueron Alejandro Tapia en el encuentro de tercer y cuarto puesto y Enrique Romero en la final. No tuvieron problemas salvo los tableros electrónicos que fallaron por lo que la mesa tuvo bastante trabajo de control
Protocolo: También hay que señalar que el Consejero Juan Fernando Varela estuvo en todos los detalles, logrando que el espectáculo se desarrollara sin inconvenientes y se cumpliera con cada formalidad que exige este tipo de finales. Ingreso de protagonistas, fotos, entrega de premios…Buen trabajo como siempre.
Coordinador: También un espacio aparte y felicitaciones porque quien estuvo desde el origen de esta disciplina en OFI, tratando de convocar, reuniones, partidos, viajes, charlas, elaboración de reglamento, fichajes, coordinación con las sedes, entre otros temas fue Guillermo Senosiain. Estuvo Presente entregando la copa al campeón como para pasar raya a un año de trabajo con éxito para este deporte.
Calor: Realmente estaba complicada la temperatura dentro del gimnasio pese a que afuera había una brisa bastante agradable a la hora del primer partido fundamentalmente. Incluso la temperatura si bien para la época estaba bien, de acuerdo a lo que venía sucediendo días anteriores había subido varios grados.
Cantina: Lamentablemente no había dispuesto ni adentro ni afuera del gimnasio una cantina o al menos un puesto de bebidas frías. Había que aguantarse un calor bastante complicado e incluso algún puesto provisorio para alguna oferta gastronómica. Porque mucha gente que vino temprano paso el día y debió traerse o después de los partidos matutinos, salir a buscar algo.
Lejanía: Cuando el calor apretaba, alguien al lado nuestro dijo “no aguanto mas voy a ver si encuentro algo abierto para comprar algo para tomar”. Regresó quince minutos después con un par de botellas de agua diciendo, “lo más cerca que encontré, un almacén que estaba a seis cuadras del gimnasio”, lo que hizo desistir a otros que también estaban dispuestos a salir.
Público: Pese a que no había ningún equipo de Las Piedras, o del departamento había bastante público considerando que las hinchadas de los equipos finalistas debieron viajar varios kilómetros, mucho mas la gente de Rocha que evidentemente era más reducida. Pero ambos se hicieron sentir a la hora de alentar a sus jugadores.
Golero: Sorprendió el golero de yerbalense, porque si bien sabemos que los arqueros salen y pueden desplazarse por todo el perímetro de juego, el era referencia constante de pase y siempre estaba de mitad de cancha hacia adelante. Eso permitió que Las Marujas aprovecharan algunas subidas del arquero rival y desde lejos patearan convirtiendo varios goles de esa manera.
Formalidad: Solo para la final Varela, encargado de protocolo, hizo ingresar a los equipos, rodear un Banner y colocarse a cada lado de los árbitros. Un ingreso ordenado y que luce bien para el público. Incluso después, a la hora de entregar los trofeos y medallas estuvo todo dispuesto sin inconvenientes.
Trifulca: A poco de terminar la final un “patadón” a Marcio Gentil, jugador de Palermo, encendió las alarmas. Fue amarilla cuando todos pedían tarjeta roja para el floridense. Poco después en otra jugada, y el mismo jugador floridense lo levantó por los aires al rochense y ahí si se armó flor de trifulca. Manotazos, insultos, corridas, griterio, unos separando y otros queriendo seguirla. Por suerte primó la cordura y todo se solucionó con tarjetas rojas a los más “nerviosos”.
Gesto: Al terminar el partido muchos de los jugadores floridenses no querian ir a saludar al rival y Luciano González, que en la cancha es “protestón”, va con todas y fuerte en cada pelota y juega como enojado, fue quien en un notable gesto dijo a sus compañeros “vamos , vamos a saludar a los rivales. Esto es un partido”. Incluso después les decía “muchachos dejemos en alto el prestigio del club, cuidemos el escudo” mostrando el mismo en su camiseta. Entendió como es esto sin dudas.
Desubique: Mas allá de los nervios y de la amargura por la derrota hay que tomarlo como juego aunque no siempre el que pierde, acepta sin problema. En este caso, un jugador de River, se sacó la medalla del cuello -cosa que ningún otro compañero lo imitó -, y no solo eso, se fue a un costado y tiro medalla y zapatos contra el muro que separa cancha y tribuna. Es necesario?
Escribe: Francisco Connio