El repiquetear de los tapones golpeando el hormigón del pasillo que lleva a la cancha es la “mejor música” para los oídos de estos gladiadores que salen a jugar la “libertadores” del fútbol del interior.
Es que para estos héroes de domingos, esta instancia máxima del futbol de clubes del interior, es un simil a un torneo continental. Y así lo viven ellos y también nosotros, los de afuera.
Quizás nosotros, sintiendo el privilegio de poder estar trabajando, disfrutando de esta fiesta única, que para cada uno de nosotros, que nació en algún punto de nuestro interior sabe de lo que hablo. Los capitalinos no lo entenderían nunca. Gritos al lado del alambrado o en las tribunas, abrazados por la gloria a otro coterráneo, que quizás ni conocemos demasiado. Es eso tan sencillo y a la vez tan profundo de sentir.
Para los hinchas de cada uno de estos clubes, más allá del amor por esa camiseta, lleva implícito el orgullo del departamento. Lo demás es pura pasión, ganas, sentimiento y quedarse ronco gritando por sus colores.
La fiesta en rojo y verde, humo de esos colores diferenciando camisetas, ensombreciendo el cielo salteño, donde los ídolos de una tarde intransferible, hacen la procesión del túnel al centro del campo, con nervios apretados, concentrados y en medio de esa locura que explota en las tribunas, cuando asoman los capitanes detrás de la cuarteta oficial.
Quizás todo lo previo resulta hasta más excitante, propio de un futbol que se niega a profesionalizarse guardando estas “recetas” de finales “made in interior”, donde todo es folclórico por donde se lo mire.
Desde jugadores que al otro día les toca estar detrás de un mostrador, manejando algún camión, taxi o detrás de una computadora en una oficina hasta otros que después del partido, se tomaron un ómnibus de línea para regresar a Montevideo, porque el lunes es jornada de laburo, perdiendo el status de crack para ser uno más entre los viajeros.
Del partido, el gol del larguirucho Rosano, cuando algunos ni se habían acomodado en los asientos, y el cronometro no pasaba el minuto de juego puso a revolear banderas, buzos y camperas en la tribuna Irazoqui, allí donde se apostó la visita.
Después, el fragor de la lucha, nervios en la cancha y en la tribuna, gritos de aliento y hasta alguna rechifla para Coelho y sus colaboradores, por alguna falta que no convenció a uno u otro lado.
Hubo que esperar al complemento para que una pelota al área visitante, generara el penal que Martin Silva, transformó en el empate, mandando la globa al trampero “ranero” inalcanzable para el meta fraybentino.
Después mas sonido de trompetas y meta bombo al son del griterío de las hinchadas. Abajo en la cancha, pierna fuerte y dientes apretados, típico de una final. Como uno dijo, “no esperes que jueguen bonito, es una final del interior”. Dato que pinta tal cual estos partidos.
El gol en contra de Rodríguez a un cuarto del final, estrujó los corazones locales y aumentó la alegría visitante. Ese gol disparó un cuarto de hora de ilusiones salteñas, nervios a flor de piel, y la incertidumbre de un final incierto que no cambió.
Pero Coelho pito, y bajó el telón de la primera parte de esta obra que continua en Fray Bentos en una semana, allá donde se colgaran las medallas y levantarán la copa de campeón, extendiendo el festejo hasta la noche o la tristeza de ver escapar la “orejona chacarera”.

Por Francisco Connio

Detalles

UNIVERSITARIO (1): David Freitas, Javier Gómez (80′ Alexander Piriz), Octavio Pintos, Jonathan Jorge, Facundo Gomez, Joaquín Jacques (65′ Juan Albin), Junior Rodríguez, Diego Llama, Martín Silva, George Dos Santos (81′ Gabriel Tavarez), Valentín Fornaroli,
DT: Emilio Silva.
Suplentes: Nicolás Sánchez, Facundo Correa, Facundo Silvera, Matías Flores, Lucas Píriz, Tomás Medina, Richard Rodríguez.

LAURELES (2): Cristian García, Agustín Sosa, Luis Martínez, Charles Zoryes, Marcelo Ramírez, Sebastián Rosano (62′ Santiago Suárez), Fernando Pelletti, Bruno Silva (58′ Matías Caseras), Brian Sabaño (80′ Enrique Silvera), Walter Vázquez (80′ Mathías Laborda), Paulo Batto.
DT: Miguel Cerilla.
Suplentes: Federico Silvera, Luciano Palmina, Pablo Arevalo, Leandro Centurión, Valentín Sartori, Santiago Orellano.

Goles: 40´´ Sebastián Rosano (L), 61´ Martin Silva (U) (de penal), 75′ Junior Rodríguez (en contra).

Arbitros: Néstor Coelho, Silvio Antúnez y Marcio Echeverriaga (terna de Rivera). Cuarto: Luis Ferreira.
Cancha: Estadio Dickinson de Salto.
Tarjetas amarillas: 40’ Ch. Soryez (L), 51′ D. Llama (U), 51′ S. Rosano (L), 65´M. Belbey (PF de L), 79′ J. Rodríguez (U), 95´S. Suarez (L)