Colmado: El estadio Casto Martínez Laguarda vivió otra de sus tardes-noche con mucho público. Se dijo que se vendieron 2500 entradas pero según los conocedores del lugar, había cerca de 3.000 personas en el coqueto estadio josefino.
Definiendo: Lo de los salteños y maragatos llama la atención al menos, porque definieron la Copa de clubes A y ahora definirán la B con Ferrocarril y Campana de Libertad. Incluso los dos finalistas cuentan con uno de los partidos de la semifinal con triunfo y goleada. Los maragatos ante Libertad de San Carlos en la revancha de visita el domingo y los carboneros salteños una semana atrás de local.
Hinchada: La gente de Universitario acompañó con varios ómnibus y vehículos particulares, Llegaron a la capital de San José en una larga caravana de ómnibus y muchos vehículos. Según se estima habría unas 200 personas que fueron a ver la final.
Fuegos: Antes de comenzar se veía a funcionarios, colocar un montón de algo blanco y encima papel picado en el centro de la pista de Atletismo distante unos metros unos de otro. Al salir los equipos a la cancha se encendieron esta especie de fuegos artificiales lo que le dio un colorido especial. En simultaneo detrás de la tribuna visitante se podían observar los fuegos artificiales en la tarde noche del Casto Martínez Laguarda.
Dirigentes: Jorge Ortiz veedor de protocolo, y Mariana Fernández, veedora administrativa fueron los dos Concejeros designados por OFI para la final y se le sumo el Concejero Héctor Leites para subirse al estrado en la entrega de premios.
Chalecos: Rigurosa la veedora de OFI Fernández con todo aquel colega que ingresaba al terreno de juego a quien se le entregaba un chaleco verde fluorecente y se le solicitaba el carné de OFI. Una forma de impedir que a este tipo de partidos aparezcan gente que poco tiene que ver con los medios y cámara o celular en mano, como ha pasado en otras ocasiones, registre momentos de la final de un lugar privilegiado.
Aplausos: Los jugadores de Central realmente demostraron esa caballerosidad propia de quien se precie de respetuoso, porque mientras los jugadores y cuerpo técnico de Universitario recibía las medallas y la copa abajo del estrado a un costado todos aplaudían a sus rivales, demostrando que más allá del juego hay otros valores para rescatar.
Muchedumbre: Como suele pasar, -aunque quizás no debería-, tras el pitazo final de un momento a otro la cancha se lleno de gente, muchos hinchas irrumpieron al terreno para abrazar a sus jugadores. Lamentablemente los que se quedaron en la tribuna y querían festejar solo con los jugadores no pudieron porque no se distinguían entre tanta gente.
Entrega: Se acordó entre los jugadores alli en el momento, que una vez que el capitán Rebollo recibiera la copa contarian en voz alta hasta cinco y allí levantarían la Copa. Así fue todos contaron y en el cinco aparecieron los papelitos y la copa en alto.