Consejeros: Ya es habitual que en las instancias finales haya gente del ejecutivo de OFI presente. En este caso además de la veedora de protocolo Ana Zeni, estuvieron el presidente Sebastián Sosa y el tesorero Héctor Leites, además de Nair Akermann que integra la Comisión de Futbol Femenino cada martes en Montevideo en OFI
Lluvia: Si bien es un buen adelanto el sistema de riego, es “peligroso” si se está muy cerca. Poco antes de empezar la final regaron la cancha con varios grifos que giraban tirando agua. Sin embargo mientras nos preparábamos, cerca de la mesa de veedores y delegados, no se tuvo en cuenta lo cerca que se estaba de un grifo y la verdad, la lluvia cayó fuerte mojando libretas, papeles, abrigos y a quienes estábamos cerca.
Calor: Realmente fue una tarde espectacular donde el clima acompañaba la realización de deportes al aire libre. Incluso se podría decir que en determinado momento el sol estaba muy fuerte y muchos, buscaban un poco de sombra. Además el público se arrimó en tandas, ya que hubo triple jornada con partido femenino local antes de la final y después jugaba Nacional con valdense por cuartos de final del cto local.
Protocolo: A diferencia de otras finales esta vez no aparecieron los elementos que adornan estos encuentros, el inflable con el logo de OFI ni las bengalas a los costados. Si estuvieron las banderas de OFI y del Fair Play. De todos modos el trabajo, tanto de Ana Zeni en protocolo como la veedora administrativa la carmelitana Verónica Ruiz fue excelente y vale las felicitaciones a sus tareas.
Ingreso: Como marca el protocolo los equipos deben salir de vestuarios juntos y detrás de la cuarteta. Pero esta cancha tiene la particularidad que el vestuario de los árbitros está en una punta de la tribuna de enfrente a la principal donde están los vestuarios.
Por lo cual todos esperaban la salida de la cuarteta, que cruzaran la cancha para encontrarse con las chicas que esperaban en la puerta de salida del vestuario. Muy pintoresco como folclórico.
Apoyo. Sin dudas que este tipo de partidos necesita de más apoyo de la gente, del público. No hubo el marco adecuado para una final, sin embargo hay que señalar que ambas instituciones se han preocupado de poner en cancha equipos femeninos juveniles y en absoluta, lo que habla de la cabeza de los dirigentes a la hora de sumar para desarrollar el futbol femenino en OFI. Asimismo como premio, la segunda final en Fray Bentos será televisada para darle la importancia que merece.
Nombre: Muchos quizás no lo saben o no lo tiene presente, pero este torneo lleva el nombre del colega de Minas, Carlos Fernández, a quien vemos cada martes en las sesiones del Ejecutivo. Incluso el colega estará presente en la revancha para entregar la “orejona” a la capitana del campeón Sub 16.
Batucada: La alegría de las parcialidades se hizo sentir en todo momento. Más allá de los gritos que provenían desde las tribunas de un lado y otro, la batucada le metió fuerza durante todo el partido, dándole un clima de final. Realmente era contagiante y eso de alguna forma ayuda a crear ese clima tan necesario para quienes están en cancha.
Llanto: Cuando la arbitra pandense Jenifer Mogordoy le mostró la amarilla a la goleadora del campeonato Paulina Manise, se desató el enojo no solo de la jugadora tricolor sino de sus compañeras:. Es que la goleadora se pierde la revancha por acumulación de amarillas. Incluso se quería ir de la cancha en ese momento pero el técnico la convenció de que siguiera y la goleadora de gran nivel siguió intentando achicar el marcador.
Tero: Mientras recorríamos el escenario en el entretiempo fuimos hasta la tribuna de enfrente. No hay asientos pero se pueden traer su silla se acomodan a la sombra y ver perfecto el partido. Hay una especia de ladera donde encontramos teros y uno de ellos incluso en el nido cuidando los huevos. Nadie los molestaba directamente aunque le pasaban cerca y ni se inmutaba. Sin duda otra situación que solo se puede ver en el interior del país.
Punteria: En un momento del juego una de las chicas de Nacional restó el balón hacia el lateral y la pelota pasó el alambrado y dio de lleno en la cabeza de un chiquito que estaba jugando en la tribuna de enfrente, totalmente desentendido del partido. Enseguida la madre, presurosa, bajó unos metros a auxiliar al niño y consolarlo por el pelotazo, aunque no paraba de llorar, mas del susto que del golpe.
Escribe: Francisco Connio